Cuando comenzó la pandemia en Ecuador, nuestras vidas como mujeres – que en su mayoría somos jefas y cabezas de hogar- que nos dedicamos al comercio autónomo, al reciclaje, a la venta callejera, al trabajo de limpieza, al arte, al trabajo sexual, a la docencia, entre otros muchos trabajos, se vieron nuevamente precarizadas.
Por eso, organizadas en una red de acompañamientos recíprocos y de cooperación en la emergencia, trabajamos juntas para resistir no solo al COVID-19 sino a un estado asesino que en lugar de protegernos y garantizar nuestros derechos, nos aísla y nos castiga por salir a trabajar y luchar por nuestras vidas.
En esta cartilla, que fue elaborada junto con profesionales de la salud, organizaciones feministas quiteñas y mujeres de la red organizativa de Mujeres de Frente, se explica de forma sencilla y muy detallada qué es el coronavirus, como prevenirlo, detectarlo y contenerlo en el contexto de nuestras realidades urbanas y situadas.
Además de proveer información sobre organizaciones amigas que trabajan temas de violencia intrafamiliar y violencia de género.
La cartilla fue repartida de forma física a todas las mujeres que somos parte de este entramado de acompañamientos recíprocos; y distribuida a su vez dentro de nuestras propias redes familiares, barriales, comunidades, en una acción colectiva para cuidarnos y protegernos entre todas.
Este curso se desarrolló durante dos períodos, con un total de 60 mujeres (30 en cada módulo), quienes a lo largo de cinco semanas trabajamos en la creación colectiva de conocimientos, junto con Xavier Maldonado, médico familiar, y Emily Salamea, máster en Salud Pública, para desarrollar formas de prevención adaptadas a nuestras realidades en casa y en nuestros trabajos callejizados.
Al recibir nuestro diploma, nos desenvolvimos como promotoras comunitarias de la salud en nuestras comunidades, con proyectos creados y desarrollados por nosotras mismas: visitas puerta a puerta, creación de afiches específicos para nuestros oficios, guías de prevención y otras iniciativas.
Sobrevivientes de la gestión neoliberal y punitiva de la crisis sanitaria, este proceso nos ha reforzado como red de acompañamientos recíprocos y de sostenimiento de la vida en común.